El Gobierno italiano recurrirá el fallo de la Corte de Derechos Humanos
La presencia de crucifijos en las aulas de los colegios italianos constituye "una violación del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones" y "una violación de la libertad religiosa de los alumnos". Eso afirmó ayer la Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo, en una sentencia histórica: es la primera vez que el tribunal europeo se pronuncia sobre la presencia de símbolos religiosos en los colegios. El fallo se basa en que el crucifijo puede ser molesto para alumnos de otras religiones y para los ateos. "La Corte no comprende cómo la exposición del crucifijo puede servir al pluralismo educativo, esencial para la conservación de una sociedad democrática".
El tribunal, por unanimidad de sus siete jueces, da la razón a Soile Lautsi, una ciudadana italiana de origen finlandés, que pidió en 2002 al instituto público Vittorino da Feltre, de Abano Terme (Padua), donde estudiaban sus dos hijos, que retirara los crucifijos de sus aulas. Tras la respuesta negativa del centro, Lautsi recurrió, sin éxito, a diversas instancias jurídicas italianas y, finalmente, a Estrasburgo.
La idea que inspiró su denuncia es que "el crucifijo tiene detrás muchísimos significados negativos, a partir de la discriminación de las mujeres y los homosexuales", según señaló Lautsi en 2002. Ayer, la mujer declaró estar "contentísima" por el fallo.
Después de que el Tribunal Constitucional negara amparo a Lautsi en 2004, el Consejo de Estado rechazó su recurso en febrero de 2006 alegando que el crucifijo tiene "una función simbólica altamente educativa". Lautsi rechazó esa decisión, que definió como "filosófica y no jurídica".
La decisión de la Corte de Estrasburgo, que condena al Estado italiano a pagar 5.000 euros a Lautsi por "daños morales", originó una enorme polvareda política. El Gobierno expresó su desacuerdo con la decisión y anunció que la recurrirá. La ministra de Educación, Mariastella Gelmini, argumentó que "el crucifijo forma parte de la tradición italiana". Su colega de Exteriores, Fanco Frattini, fue más lejos: "Es un golpe mortal a Europa".
El recurso abre ahora dos vías. Si la Corte acepta el recurso, el caso será revisado por la Gran Cámara, el órgano superior del tribunal. Si no fuera admitido, la sentencia será ejecutiva en tres meses, y el Comité de Ministros del Consejo de Europa deberá, en seis meses más, decidir qué acciones debe tomar el Gobierno italiano para no incurrir en nuevas violaciones ligadas a la presencia de los crucifijos en las escuelas públicas.
El más airado entre la mayoría conservadora fue quizá el ministro de Agricultura, Luca Zaia, miembro de la Liga Norte, ultracatólica y antieuropeísta, que dijo: "La Corte ha decidido que los crucifijos ofenden la sensibilidad de los no cristianos. Quien ofende los sentimientos de los pueblos europeos nacidos del cristianismo es sin duda la Corte. ¡Que se avergüencen!".
El Vaticano mostró su fastidio. Según su portavoz, Federico Lombardi, la Santa Sede recibía con "estupor" y "amargura" la decisión del tribunal. "Es equivocado y miope querer excluir a la religión de la realidad educativa", afirmó. Y criticó que la Corte europea haya intervenido en una materia "tan profundamente ligada a la identidad histórica, cultural y espiritual del pueblo italiano". "No es por este camino", concluyó, "como se ayuda a amar y compartir la idea de Europa". Además, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) se aferró al "reconocimiento de los principios del catolicismo como 'parte del patrimonio histórico italiano', recogido en el Concordato de 1984".
La oposición del Partido Democrático llamó al Gobierno a acatar la sentencia y a "promover la convivencia cívica entre las múltiples culturas y religiones" de la población. "La Corte ha pedido sólo respeto a la libertad religiosa y no creo que eso esté en contra de nuestra Constitución", indicó la diputada Vittoria Franco.
Fuente: ElPais.com
Autor: Miguel Mora
La presencia de crucifijos en las aulas de los colegios italianos constituye "una violación del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones" y "una violación de la libertad religiosa de los alumnos". Eso afirmó ayer la Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo, en una sentencia histórica: es la primera vez que el tribunal europeo se pronuncia sobre la presencia de símbolos religiosos en los colegios. El fallo se basa en que el crucifijo puede ser molesto para alumnos de otras religiones y para los ateos. "La Corte no comprende cómo la exposición del crucifijo puede servir al pluralismo educativo, esencial para la conservación de una sociedad democrática".
El tribunal, por unanimidad de sus siete jueces, da la razón a Soile Lautsi, una ciudadana italiana de origen finlandés, que pidió en 2002 al instituto público Vittorino da Feltre, de Abano Terme (Padua), donde estudiaban sus dos hijos, que retirara los crucifijos de sus aulas. Tras la respuesta negativa del centro, Lautsi recurrió, sin éxito, a diversas instancias jurídicas italianas y, finalmente, a Estrasburgo.
La idea que inspiró su denuncia es que "el crucifijo tiene detrás muchísimos significados negativos, a partir de la discriminación de las mujeres y los homosexuales", según señaló Lautsi en 2002. Ayer, la mujer declaró estar "contentísima" por el fallo.
Después de que el Tribunal Constitucional negara amparo a Lautsi en 2004, el Consejo de Estado rechazó su recurso en febrero de 2006 alegando que el crucifijo tiene "una función simbólica altamente educativa". Lautsi rechazó esa decisión, que definió como "filosófica y no jurídica".
La decisión de la Corte de Estrasburgo, que condena al Estado italiano a pagar 5.000 euros a Lautsi por "daños morales", originó una enorme polvareda política. El Gobierno expresó su desacuerdo con la decisión y anunció que la recurrirá. La ministra de Educación, Mariastella Gelmini, argumentó que "el crucifijo forma parte de la tradición italiana". Su colega de Exteriores, Fanco Frattini, fue más lejos: "Es un golpe mortal a Europa".
El recurso abre ahora dos vías. Si la Corte acepta el recurso, el caso será revisado por la Gran Cámara, el órgano superior del tribunal. Si no fuera admitido, la sentencia será ejecutiva en tres meses, y el Comité de Ministros del Consejo de Europa deberá, en seis meses más, decidir qué acciones debe tomar el Gobierno italiano para no incurrir en nuevas violaciones ligadas a la presencia de los crucifijos en las escuelas públicas.
El más airado entre la mayoría conservadora fue quizá el ministro de Agricultura, Luca Zaia, miembro de la Liga Norte, ultracatólica y antieuropeísta, que dijo: "La Corte ha decidido que los crucifijos ofenden la sensibilidad de los no cristianos. Quien ofende los sentimientos de los pueblos europeos nacidos del cristianismo es sin duda la Corte. ¡Que se avergüencen!".
El Vaticano mostró su fastidio. Según su portavoz, Federico Lombardi, la Santa Sede recibía con "estupor" y "amargura" la decisión del tribunal. "Es equivocado y miope querer excluir a la religión de la realidad educativa", afirmó. Y criticó que la Corte europea haya intervenido en una materia "tan profundamente ligada a la identidad histórica, cultural y espiritual del pueblo italiano". "No es por este camino", concluyó, "como se ayuda a amar y compartir la idea de Europa". Además, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) se aferró al "reconocimiento de los principios del catolicismo como 'parte del patrimonio histórico italiano', recogido en el Concordato de 1984".
La oposición del Partido Democrático llamó al Gobierno a acatar la sentencia y a "promover la convivencia cívica entre las múltiples culturas y religiones" de la población. "La Corte ha pedido sólo respeto a la libertad religiosa y no creo que eso esté en contra de nuestra Constitución", indicó la diputada Vittoria Franco.
Fuente: ElPais.com
Autor: Miguel Mora
Este fallo es muy interesante, veremos que pasara cuando Italia se niegue a acatar el fallo.
ResponderEliminarAlrededor del 80 % de los italianos están en desacuerdo con el fallo... que los "tanos" no piensan y tradicionalmente obedecen en relación a la religión es sabido. Sumado a un presidente -Berlusconi- envuelto en problemas por sus amantes y orgías, que han llevado su popularidad por el suelo. Por lo tanto con un poco de demagogia y gran interés en sacar sus amoríos ilegales como principal tema, hoy se ha erigido como el gran defensor de algo que el ni siquiera -como agnóstico- comparte.
Por otro lado, hay que pensar que la tradición católica siempre a estado muy lejos de los derechos humanos en general y en especial en el de libertad religiosa. Es imposible que entienda Benedicto XVI el tema de la libertad religiosa, el ni ninguno de sus antecesores han sido defensores de este principio inalienable. Y mirando la historia han sido los grandes perseguidores de todo aquel quiera pensar en contra del catolicismo.
El papado (como institución)comparado con Hitler, Stalin, Franco Mussolini, Pinochet y tanto otros violadores de todos los derechos humanos: no es mas que el mayor genocida y también el mayor ejemplo de como vulnerar y pisotear los el pensamiento y la conciencia de millones.
Los países de mayoría católica son aquellos mas intransigentes y donde mas violaciones de los derechos humanos podemos encontrar. Sino le menciono alguno de ellos Argentina, México, Filipinas, Italia... países donde la liberad religiosa es limitada y recortada.
ResponderEliminarRealidad, estoy de acuerdo con el anterior comentario... sino fíjese las persecuciones de los cristianos no católicos en el sur de México.
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