lunes, 31 de diciembre de 2007

AMAZING GRACE, EL EJEMPLO DE WILBERFORCE

La película Amazing Grace, de Michael Apted (vea el trailer de presentacion en EStatoLOGICO), basada en la vida de William Wilberforce, el político cristiano que consiguió abolir la esclavitud en el Imperio británico.Esta película fue estrenada el 23 de febrero último, cuando se cumplían los 200 años de la votación que puso fuera de la legalidad el tráfico de seres humanos en los dominios británicos. El 23 de febrero de 1807, por 283 votos a favor y 16 en contra, la Cámara de los Comunes aprobó la Slave Trade Act. Luego de mas de 20 años de lucha de un puñado de hombres liderados por Wilberforce.

La película se llama como el himno cristiano “Amazing Grace” compuesto por John Newton (vea el video cantado por Wintley Phipps), quien había sido capitán de barcos negreros muchos años. En una tormenta en el mar se convirtió, se arrepintió del sufrimiento causado a miles de personas y se hizo clérigo. Wilberforce le conoció y quedó impactado por él.

La influencia de Wesley.

William Wilberforce nació el 24 de agosto de 1759 en Hull, condado de Yorkshire. Hijo de un rico mercader, huérfano a los 17 años, se traslado con sus tíos en Londres. Por su tía Hannah conoció el metodismo, denominación protestante fundada por John Wesley en el seno de la Iglesia anglicana. El metodismo sacaba la predicación a las calles, fuera de los templos, y pedía con ardor una reforma de las costumbres frente a un anglicanismo cada vez más “culto de Estado”. Muerto Wesley, el metodismo se separó de la Iglesia Anglicana.

En 1776, el joven Wilberforce, estudiando en el St John´s College de Cambridge, entabló una profunda amistad con William Pitt, que habría de ser Primer Ministro de Gran Bretaña durante 20 años. Pitt nunca fue un hombre especialmente moral: Wilberforce sería su conciencia en muchas ocasiones, como reconoció el propio Pitt.

Parlamentario.

Poco interesado en los negocios familiares, Wilberforce decidió dedicarse a la política desde muy joven. Con tan solo 21 años, en septiembre de 1780, fue elegido miembro del parlamento por Hull como independiente entre los Tories. Tres años después su amigo Pitt se convirtió en Primer Ministro.

Wilberforce veía en la política un instrumento reformar la sociedad a partir de los valores éticos y morales del evangelio. Wilberforce no era tanto un político que en su vida privada era cristiano, como un cristiano que quiso valerse de la acción política para servir a la sociedad. Así podía escribir: “Dios Todopoderoso ha puesto delante de mí dos grandes objetivos: la supresión del tráfico de esclavos y la reforma de las costumbres”.

Nunca escondió su condición de hombre de fe. Al contrario, hizo de la fe su fuente de acción política.

Abolicionista.

Su campaña abolicionista no fue tarea fácil. La esclavitud no acababa de ser vista por la sociedad británica como algo intrínsicamente malo. Tampoco ayudaba nada la posibilidad de un conflicto armado con la Francia revolucionaria. Los británicos estaban más preocupados por la suerte de su patria tras lo ocurrido en el país vecino, que en la suerte de los esclavos.

Pese a todo, Wilberforce y sus compañeros abolicionistas –Charles Fox en la Cámara de los Comunes y Lord Genville en la Cámara de los Lores- no cejaron en el empeño, ni se echaron atrás ante las constantes derrotas en votaciones parlamentarias.

La muerte de Fox en septiembre de 1806 parecía ser un golpe definitivo para el grupo de abolicionistas, pero lo cierto es que Wilberforce dedicó los últimos meses de ese año a escribir su ensayo A Letter on the Abolition of the Slave Trade (Carta sobre la Abolición del Tráfico de Esclavos). Publicado el 31 de enero del 1807, fue determinante en la victoria de la causa en favor de la dignidad humana.

Lord Grenville consiguió que la Cámara de los Lores aprobara por un margen insospechadamente favorable un proyecto de ley abolicionista. La Cámara de los Comunes confirmó dicho proyecto de ley. Veinte años de lucha se vieron coronados por el éxito.

Libertador.

Wilberforce no sólo combatió la esclavitud. Trabajó también a favor de las misiones cristianas británicas en la India y el continente africano y encabezó una campaña en contra del maltrato de los animales.

Aunque ya había sido abolido el tráfico de esclavos (su captura y comercio) no se habían liberado aquellos que ya tenían esta condición. El último discurso parlamentario de Wilberforce el 11 de junio del 1823 fue a favor de la total emancipación de los esclavos, lo que supondría la desaparición de la esclavitud en Gran Bretaña y sus colonias.

Su salud fue deteriorándose y a principios de 1825 renunció a su sillón en el parlamento. En los años que siguieron hasta su muerte continuó su labor a través de cartas a su amplísimo círculo de amistades, a las cuales animaba constantemente para lograr la total abolición de la esclavitud.

Tuvo tiempo de ver cómo el Acta de Abolición de la Esclavitud fue aprobada por la Cámara de los Comunes el 26 de julio de 1833. Tres días después entregó su alma a su Creador. Un mes después, ese Acta fue ratificada y los esclavos fueron por fin libre en el Imperio Británico.

No faltó quien quiso ver un paralelismo entre la muerte de Moisés y la de Wilberforce, producidas ambas justo antes de ver consumado aquello a lo que habían entregado lo mejor de sus vidas.

Ejemplo

Wilberforce es un referente para el cristiano de nuestro tiempo. Es el ejemplo de cómo merece la pena dedicar toda una vida a defender la dignidad de todos los hombres, aunque para ello haya que enfrentarse a una sociedad y una clase política poco digna de llamarse civilizada.

"La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos" (Elena de White, La Educación, pág. 54)

Recomiendo leer el articulo "Wilberforce y las raices de la libertad".

+ Leer más...

domingo, 30 de diciembre de 2007

WILBERFORCE Y LAS RAICES DE LA LIBERTAD

William Wilberforce es uno de los grandes hombres olvidados de la historia. Pero, todo eso está por cambiar a medida que los Estados Unidos distinguen al Mes de la Historia Negra con Amazing Grace (vea el trailer y comentarios en "EStatoLOGICO"), el extraordinario nuevo film que se estrenó en todo el país el 23 de febrero. Amazing Grace conmemora el bicentenario de la prohibición británica del comercio de esclavos (1807), un movimiento antiesclavista liderado por Wilberforce. Sin él, no hubiese terminado el comercio de esclavos, al menos no en su época. Y sin la conversión al cristianismo que cambió su vida, Wilberforce podría haber vivido una vida olvidable como el hijo de un hombre rico. En cambio, ayudó a dar nacimiento a una nueva libertad en el Imperio Británico, a la esperanza en los Estados Unidos, e inspiración a los abolicionistas de todas partes. Hoy día, con la esclavitud propagándose en África y Asia, y, según Amnistía Internacional, unos estimados 27 millones de esclavos en todo el mundo, Amazing Grace es más que una obra histórica: es una oportuna y perdurable lección sobre lo que un solo hombre puede hacer para detener la difusión del mal.

“La religión en la política” es un tópico lo suficientemente acalorado como para provocar un alboroto de cantina, o hacer caer los cubículos de las oficinas modernas. No obstante, no hay un desplazamiento de la pasión religiosa que alimentó al abolicionismo, y a los posteriores movimientos de derechos civiles. Para bien o para mal, los estadounidenses heredaron tanto la esclavitud como el cristianismo de los británicos. Mientras la esclavitud se burlaba de la retórica de nuestra Declaración de la Independencia (“todos los hombres son creados iguales”), unos pocos en Gran Bretaña y los Estados Unidos se sentían entusiastas respecto de terminar con la esclavitud porque la misma violaba las enseñanzas morales de Jesús Cristo y también el espíritu de la Declaración: cada uno de nosotros “dotado por nuestro Creador” con los derechos a “la vida, la libertad, y a la búsqueda de la felicidad”.

El fervor del abolicionismo proviene del Nuevo Testamento, un texto literario que proporciona los principios universales del derecho natural para atacar a la esclavitud. La fe cruzó fronteras y océanos, con cristianos tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos invocando el derecho natural para primero terminar con el comercio de esclavos (1807) y luego para abolirlo por completo dentro del Imperio Británico (1833).

La historia en verdad se inicia en Gran Bretaña, donde un atípico miembro del Parlamento, William Wilberforce, corajudamente enarboló la causa de la emancipación humana, no obstante la oposición virtualmente universal. Hijo de un próspero comerciante, el joven Wilberforce llevaba el estilo de vida hedonista de un estudiante universitario en Cambridge. Aburrido del negocio paterno, ingresó al Parlamento a los 21 años de edad he hizo fácilmente amigos. Cinco años después, experimentó una conversión que lo llevó a dedicar su vida a liberar a aquellos en sumisión. En 1791, su proyecto de ley para abolir el comercio de esclavos fracazó por un amplio margen pero insistió. En 1807, Wilberforce publicó A Letter on the Abolition of the Slave Trade en vísperas de la abrumadora votación del Parlamento para poner fin al comercio de seres humanos—un cambio destacable en quince años. En 1823, “el politico de Dios” inició una campaña de diez años para terminar por completo con la esclavitud, publicando su obra Appeal to the Religion, Justice and Humanity of the Inhabitants of the British Empire in Behalf of the Negro Slaves in the West Indies, en la cual sostenía que la emancipación total e incondicional era un “deber ante Dios” de carácter moral y ético. Wilberforce falleció en 1833 apenas cuando el Parlamento abolía la esclavitud. Su amigo John Newton, alguna vez uno de los más crueles comerciantes de esclavos, más adelante en su vida experimento una experiencia de “conversión” similar y escribió la famosa canción “Amazing Grace”—de ahí el título de la película acerca de la impresionante campaña de Wilberforce en contra de la esclavitud.

Bajo el liderazgo de Wilberforce, el movimiento en contra de la esclavitud en Gran Bretaña desarrolló tácticas similares a las de los abolicionistas estadounidenses: oradores en circuitos de conferencias, peticiones masivas al Congreso, distribución de tratados abolicionistas, y el empleo de mujeres “respetables” como defensoras de la causa. Los abolicionistas estadounidenses enfrentaron grandes peligros, incluidos el “amordazamiento” de las peticiones al Congreso, la confiscación de la correspondencia abolicionista en el sur, y las amenazas de muerte. A pesar de las diferencias, tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos, individuos inspirados en el cristianismo fueron impulsados a organizarse en oposición a la propiedad de un hombre de otro hombre.

La esclavitud, por su puesto, nunca desapareció por completo. Lamentablemente, millones permanecen esclavizados en África, Asia, y otras partes. Inspirados por el ejemplo de Wilberforce, los productores de Amazing Grace esperan provocar a la opinion pública en contra del comercio de esclavos a través de un sitio en Internet, www.amazinggracemovie.com, que patrocina “El cambio maravilloso” para lanzar “una campaña para abolir la esclavitud contemporánea y permitir a niños y adultos de todo el mundo vivir en libertad”. Motivado por la cristiandad o no, este es un ejemplo de “religión en la política” con el que los liberales y conservadores perfectamente podrían coincidir.

Fuente: The Independent Institute.
Autor: Jonathan J. Bean (Orange County Register 28/2/2007 ) es Investigador Asociado en el Independent Institute, Profesor de Historia en la Southern Illinois University, y director del libro de próxima aparición, Race and Liberty: The Classical Liberal Tradition of Civil Rights.
Traduccion: Gabriel Gasave

+ Leer más...