miércoles, 21 de marzo de 2012

Internet libre, libre, libre. Por Jorge Ramos

Estamos mal acostumbrados a ser totalmente libres en la internet, a decir lo que queramos sin consecuencias, a conseguir gratuitamente cualquier información, a bajar videos y canciones sin costo, a que no haya censura y a destruir en Twitter y Facebook la reputación de cualquiera que proponga restricciones cibernéticas. Pero hay notables esfuerzos de gobiernos y autoridades en todo el mundo para tratar de restringir nuestra libertad internetiana.

Las rebeliones en Túnez, Egipto, Libia y Siria han sido posibles gracias al poder multiplicador de Twitter.

Un grito de protesta se convierte en millones con un clic del celular. Hace cinco años había el mismo descontento en esos países pero no había Twitter.

Las protestas estudiantiles en Chile, los indignados de España, y los manifestantes por la paz en México tienen en la internet su principal aliado. Ya no hay un Pinochet, un Franco o un PRI que censure, detenga y mate por decir en voz alta lo que se dice en la cama y en la cocina.

Las redes sociales le han dado un medio de comunicación a cada ciudadano. Esto es nuevo y bienvenido. Los cantantes, escritores y políticos que tanto decían saber lo que quería la gente ya no tienen especular e inventar; basta con que lean en su laptop lo que dicen de ellos –incluyendo los insultos más burdos y los chismes más disparatados– en tiempo real sus fans, lectores y gobernados.

Pero nos equivocamos al creer que la internet es totalmente libre. De hecho, es más libre en algunos países que en otros. Traten de hablar, por ejemplo, de la represión en el Tíbet y verán como el gobierno chino bloquea esos mensajes en mandarín y cantonés. Los comentarios anticastristas de la valiente periodista Yoani Sánchez son tolerados en Cuba debido a que muy pocos cubanos pueden leer su blog y sus tweets dentro de la censurada isla. Y la dictadura siria está bloqueando los videos de su represión contra opositores en la que ya se llama “la primera guerra por youtube”.

En Arabia Saudita está en la cárcel un periodista de 23 años, Hamza Kashgari, por escribir cuatro tweets dirigidos al profeta Mahoma. En uno dice: “He amado tu rebeldía”. En otro: “No me gustan los halos de divinidad en torno a ti. No debería rezar por ti”. Por eso Kashgari fue arrestado, mientras trataba de escapar vía Malasia, y enfrenta la pena de muerte en la horca por “blasfemia”. Hay una campaña mundial para salvar su vida.

En Alemania está prohibido publicar por cualquier medio de información que defienda o promueva el movimiento nazi. Muchos países castigan fuertemente cualquier tipo de pornografía infantil cibernética y hay constantes presiones gubernamentales para evitar que sitios de internet se conviertan en prostíbulos virtuales. Y tanto el Congreso de Estados Unidos como el de México han considerado nuevas leyes contra la piratería cibernética.

En Corea del Sur acaban de acusar formalmente a un activista de 23 años de edad por retwitear varios mensajes del gobierno comunista del Corea del Norte. Lo que para él fue un caso de “sarcasmo” y de libertad de expresión, el gobierno surcoreano lo consideró como difusión de propaganda enemiga. Y ni se les ocurra hablar mal del rey de Tailandia.

Acabo de pasar unos días en Bangkok y hay fotografías del rey Bhumibol Adeulyadej por todos lados. Sorprende, sin embargo, que nadie critica al rey en Tailandia a pesar de haber estado en el poder 65 de sus 84 años de edad. Insultar al rey significa cárcel. Esa es la ley dentro y fuera de las redes sociales.

La realidad es que Twitter, Facebook, Google y YouTube, entre otras empresas, prohíben mensajes e información catalogada como “ilegal” por distintos gobiernos. Twitter, en un esfuerzo por ser más transparente que otras compañías, tiene una nueva política en que avisa cuando borran un comentario (reemplazándolo por un mensaje que diga Tweet Withheld).

Pero si esta política de censura de Twitter se hubiera impuesto antes de la primavera árabe, no estoy tan seguro que el dictador Hosni Mubarak estaría ahora en una cárcel en Egipto y Moammar Kadafi muerto. Twitter puede tumbar dictadores y monarquías y por eso a sus regímenes les interesa restringirlo.

La tecnología es neutral. La energía atómica puede generar electricidad en millones de casas o destruir las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Todo depende de cómo se use. Lo mismo ocurre con la internet. La gran diferencia es que el uso de las armas y tecnología nuclear sigue en manos de los gobiernos mientras que las redes sociales están ya por todos lados y da la impresión que nadie las controla.

La idea de una internet absolutamente libre es muy atractiva y hasta revolucionaria. Estoy a favor de limitaciones mínimas; para proteger a niños de la pornografía, evitar el tráfico de seres humanos y proteger el trabajo intelectual y artístico. Pero me preocupan mucho los nuevos esfuerzos por limitar políticamente la internet y las redes sociales. Las democracias del futuro dependen de un flujo libre de información y de un debate totalmente abierto.

¿Internet libre, libre, libre? Sí, sí, sí.





Fuente: ElNuevoHerald.com
Autor: Jorge Ramos Ávalos (México, 1958-) es un periodista, que trabaja como conductor de Noticiero Univisión (1985-). Es uno de los más importantes periodistas de la industria mediática hispanófona en los Estados Unidos.
Cuando la cadena de televisión más grande de México, Televisa, censuró su primer reportaje, decidió emigrar al norte. Ha publicado nueve libros: Detrás de la Máscara, Lo Que Vi, La Otra Cara de América, A la Caza del León, Atravesando Fronteras, La Ola Latina, Morir en el Intento, El Regalo del Tiempo y Me Parezco Tanto A Mi Papá - Me Parezco Tanto A Mi Mamá.







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martes, 28 de febrero de 2012

Musulmanes radicales quieren implantar la sharía en Europa

Cuando Abu Imran, portavoz del grupo "Sharia4Belgium", instó la pasada primavera a Carla Bruni a divorciarse de Sarkozy y convertirse al islam, se alzó como un destacado líder dentro de estos colectivos musulmanes radicales en Europa. Son pocos, pero hacen mucho ruido: alimentan los anhelos conquistadores de unos y los miedos a una invasión extranjera de otros. Se proclaman contrarios a la democracia, creen ciegamente que Europa será un día territorio musulmán y luchan abiertamente por imponer sus valores. En declaraciones exclusivas a ABC, Abu Imran, líder de "ShariaforBelgium" afirman que "un musulmán de verdad no utiliza la democracia para alcanzar el poder y establecer el islam. Participar en las elecciones sin creer en ellas es un engaño. En un estado de guerra, está permitido engañar a los enemigos, pero en asuntos de política no vemos a los infieles como enemigos, sino aliados con los que establecer pactos".

Sus homólogos en Holanda, "ShariaforHolland", desarrollan un poco más esta teoría: "Como musulmanes, creemos que hay un pacto con los infieles para que nuestras familias y nuestra riqueza estén protegidas, por eso no podemos engañarles. Por eso somos sinceros y decimos alto y claro cuáles son nuestras intenciones. Ya lo dijo Alá, el mundo entero estará regido por mis leyes".

Según los expertos, en los últimos años ha habido un evidente cambio de estrategia en la forma en que este tipo de grupos fundamentalistas se dirige a la sociedad: "Son segundas y terceras generaciones de grupos que comenzaron en la década de los noventa, durante la guerra de los Balcanes, especialmente en Reino Unido, y que han aprendido cómo moverse en el límite de lo legal. Saben qué cosas pueden decir y qué cosas no. Además, han sabido muy bien adaptarse a las nuevas tecnologías para llegar a más gente y difundir su mensaje", explica Lorenzo Vidino, experto en islamismo y violencia en Europa.

Las consecuencias de este tipo de declaraciones radicales y de comportamientos extremos son preocupantes, especialmente para la gran mayoría de musulmanes que no pertenece a estos grupos fundamentalistas. Edwin Bakker, director del Centro Internacional de Terrorismo y Contraterrorismo (International Centre for Counter-Terrorism), situado en La Haya (Holanda), afirma que "las actividades de unos pocos musulmanes radicales tienen un impacto en la imagen de la comunidad musulmana en su conjunto. A todos se les considera extremistas que quieren conquistar Europa. Y algunos políticos y medios de comunicación les dan crédito". Sin embargo, y a un nivel más local, "estos grupos pueden suponer un problema para quienes no viven de acuerdo con sus reglas", señala.

Muchos de estos colectivos radicales ya patrullan las calles de distintas ciudades europeas con el objetivo de establecer la sharía (ley islámica) y "mantener a los jóvenes musulmanes apartados de las drogas y el alcohol", en palabras de Adnan Avdic, miembro de Los Seguidores del Profeta, un grupo fundamentalista islámico en Dinamarca1. Uno de los líderes musulmanes más conocido —y polémico— en Reino Unido, Anjem Choudary, asegura que, muy pronto, el islamismo se hará tan fuerte en Europa como para evitar la entrada de infieles a determinadas áreas: "Se prevé que pronto seremos tantos como para conseguir el control, la seguridad y la autoridad en algunos lugares, donde implantaremos la ley islámica y evitaremos la entrada de intrusos".

Sus hermanos musulmanes de "ShariaforBelgium" y "ShariaforHolland" corroboran sus palabras: "Cada vez hay más no-musulmanes que se dan cuenta de esta realidad. El establecimiento de la sharía no sólo ayudaría a nuestros países, también salvaría a la sociedad de la miseria que la ley humana ha causado: la explotación de mujeres terminaría, el alcohol se prohibiría y el gas, el agua y la electricidad serían gratis para todos".

Este tipo de declaraciones da alas a quienes temen por el futuro de los valores occidentales. Y a aquellos que hablan de una radicalización del islam. Sin embargo, para Rik Coolsaet, autor de varios libros sobre terrorismo islámico y miembro de la Red Europea de Expertos en Radicalización (ENER, sus siglas en inglés), "son muchos quienes meten en el mismo saco a las mujeres que usan velo, a los hombres que llevan pantalones salafistas (por encima del tobillo), a los predicadores y a los propios terroristas, y hablan de radicalización. Esto vacía la palabra de significado. La realidad es que el número de musulmanes integrados en la sociedad crece".

Lo que no significa que esta minoría no suponga ninguna amenaza. Según Edwin Bakker, "los servicios secretos deben seguirlos de cerca. Pero la mejor defensa contra ellos es el enorme grupo de musulmanes moderados que reniegan de las ideas retrógradas de unos pocos que sólo son expertos en crear problemas".





Fuente: ABC.es
Autor: Ana Martinez / Corresponsal en Copenhaguen
Fotografía: Musulmanes radicales se manifiestan en Amsterdam a favor de la implantación de la ley islámica
Referencia: 1. Gendarmes de la sharía en Europa. Por Ana Martínez / Abc.es
Nota:
adjunto al texto principal,

• Juicios en teterías y mezquitas. Por A. Martínez

Un sistema judicial paralelo, una corte que dicta sentencia ajena a las leyes democráticas. Jueces que usan la sharía. El riesgo de islamización de la justicia es un asunto que preocupa a los expertos. «A un musulmán le está prohibido acudir a la Policía o al juzgado, lugares regidos por leyes hechas por el hombre y que se modifican en función de los deseos de unos y otros. Utilizamos las leyes de Alá para resolver los conflictos internos y pedimos a nuestros hermanos musulmanes que no acudan a esos teatros», explican portavoces de «Sharia4Holland» y «ShariaforBelgium». Mezquitas y teterías de Munich, Amsterdam, Londres o Copenhague son testigos silenciosos de juicios y sentencias dictadas por sabios musulmanes.






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domingo, 19 de febrero de 2012

¿Qué implicaciones políticas tiene el “In God We Trust” que EEUU adoptó como lema nacional?

En una medida un tanto anacrónica, la Cámara de Representantes de Estados Unidos decidió reafirmar la frase "In God We Trust” como lema nacional, sin considerar que la confianza pública descansa más bien en las libertades y los derechos que en las creencias religiosas.Esta semana la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó por con 396 votos a favor y 9 en contra conservar el “In God We Trust” [“En Dios confiamos”] en los billetes que imprime el gobierno y que distingue a las instituciones públicas, además de nombrarlo el “motto [lema] oficial de los Estados Unidos”.

Muchos analistas han considerado con recelo esta reafirmación de dudoso patriotismo, sobre todo porque como frase nacional esta es más bien reciente: si bien forma parte de las leyendas de monedas y billetes desde 1864, fue solo en 1956, en plena Guerra Fría, cuando se le elevó a rango de “motto oficial”, a despecho del “E Pluribus Unum” [“de muchos, uno”] que se consigan en el Acta de 1782.

La adopción de dicho lema es más o menos comprensible en un contexto en que era necesario, por parte del sector político gobernante, estimular el apego de las mayorías por su nación, referir el nacionalismo a una entidad superior y, simultáneamente, granjearse el supuesto favor de la divinidad a la que apelaban. En este sentido, el complemento (ideo)lógico para el “Confiamos en Dios” sería “Porque Dios está de nuestro lado”.

Sin embargo, ahora, más de 50 años después, con la distribución geopolítica diametralmente distinta a la de entonces, con el franco declive de la fe en el Dios de los cristianos, esa reafirmación suena un tanto anacrónica y, si es que todavía es posible hablar de esto, distante de un hipotético anhelo colectivo que pudiera compartir la mayoría de los estadounidenses, además de otras circunstancias culturales que atinadamente señala Michael Shermer de Los Angeles Times1:

Lo que es problemático —y debería perturbar a cualquier ciudadano ilustrado de una nación moderna como la nuestra— es la implicación de que en esta era de ciencia y tecnología, de computadoras y ciberespacio, de democracias liberales asegurando los derechos y las libertades de los pueblos oprimidos en todo el mundo, cualquiera pueda todavía sostener la creencia de que la religión tiene el monopolio sobre la moralidad y de que el fundamento de la confianza se basa en grabar cuatro palabras en ladrillos y papel.

Quizá podría preguntársele a Sherme, a la vista de esta aprobación, si de verdad la suya es una “nación moderna” de “ciudadanos ilustrados”. De entrada, los 396 miembros de la Cámara de Representantes que votaron a favor de la propuesta parecería que difícilmente se ajustan a dicha clasificación.

Sea como fuere, Shermer tiene razón al preferir una postura política verdaderamente liberal, laica, que destierre de todo discurso público toda referencia a alguna creencia religiosa (porque estas pertenecen al ámbito privado, subjetivo, donde cualquiera tiene derecho a creer en lo que quiera sin que otros le obliguen a creer en otra cosa). Sobre la libertad en que Estados Unidos fue fundado, Shermer dice: “Dios no tiene nada que ver en eso”. En lugar de Dios, la confianza descansa en la seguridad de que el Estado garantice una serie de libertades (de prensa, de asociación, de movimiento, etc.) y derechos (a la propiedad, la estabilidad económica, a un entorno limpio y seguro, entre otros) que al obtenerse y mantenerse incrementan la confianza entre los ciudadanos y de los ciudadanos hacia su gobierno.

Y concluye Shermer:

Así, parece que los estadounidenses están más conscientes ahora que hace medio siglo de que nos toca a nosotros asegurar nuestra libertad por medio de políticas seculares inteligentes con aplicaciones sociales prácticas más que con esperanza devota en lemas vacíos que son el reflejo de una época pasada.

Una advertencia que podría tener eco no solo en Estados Unidos, sino en cualquier otro país en que religión y política se mezclan y confunden, casi siempre con turbios resultados.





Fuente: PijamaSurf.com
Referencias: 1. What's God got to do with it? By Michael Shermer / LATimes.com





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lunes, 16 de enero de 2012

Yo tengo un sueño. Por Martin Luther King

El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King brindó su discurso "Yo tengo un sueño" en los escalones del monumento a Lincoln en Washington D.C. Lea el texto completo de una oratoria histórica.



Estoy feliz de unirme a ustedes hoy en lo que quedará en la historia como la mayor demostración por la libertad en la historia de nuestra nación.

Hace años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos paramos, firmó la Proclama de Emancipación. Este importante decreto se convirtió en un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio.

Pero 100 años después, debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra.

Y así hemos venido aquí hoy para dramatizar una condición extrema. En un sentido llegamos a la capital de nuestra nación para cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y la Declaratoria de la Independencia, firmaban una promisoria nota de la que todo estadounidense sería el heredero. Esta nota era una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los derechos inalienables de "Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad".

Es obvio hoy que Estados Unidos ha fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos de color. En vez de honrar su obligación sagrada, Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto marcado "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el banco de la justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces hemos venido a cobrar este cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia.

Sofocante verano del descontento

También vinimos a este punto para recordarle de Estados Unidos de la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar la droga tranquilizadora del gradualismo. Ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el iluminado camino de la justicia racial. Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de la hermandad. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios.

Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del momento. Este sofocante verano del legítimo descontento del negro no terminará hasta que venga un otoño revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un fin, sino un principio. Aquellos que piensan que el negro sólo necesita evacuar frustración y que ahora permanecerá contento, tendrán un rudo despertar si la nación regresa a su rutina habitual.

No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia.

Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma.

Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que muchos de nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado cuenta de que su destino está atado a nuestro destino. Se han dado cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de que marcharemos hacia el frente. No podemos volver atrás.

Pruebas y tribulaciones

Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha por derechos civiles: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos satisfechos en tanto el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros cuerpos, pesados con la fatiga del viaje, no puedan acceder a alojamiento en los moteles de las carreteras y los hoteles de las ciudades. No estaremos satisfechos en tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande. Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente.

No olvido que muchos de ustedes están aquí tras pasar por grandes pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes apenas salieron de celdas angostas. Algunos de ustedes llegaron desde zonas donde su búsqueda de libertad los ha dejado golpeados por las tormentas de la persecución y sacudidos por los vientos de la brutalidad policial. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa asegura la redención.

Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, regresen a Georgia, a Louisiana, a las zonas pobres y guetos de las ciudades norteñas, con la sabiduría de que de alguna forma esta situación puede ser y será cambiada.

No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el sueño americano.

El sueño

Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales.

Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.

Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.

Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y toda la carne la verá al unísono.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.

Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.

Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad.

Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de Nueva Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de Pennsylvania! Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de California. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de Georgia. Dejen resonar la libertad de la montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada topera de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad!

Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo negro spiritual : "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!" 1


Yo tengo un sueño (I Have a Dream) es el nombre popular del discurso más famoso de Martin Luther King Jr., cuando habló poderosa y elocuentemente de su deseo de un futuro en el cual la gente de tez negra y blanca pudiesen coexistir armoniosamente y como iguales. Este discurso, pronunciado el 28 de agosto de 1963 desde las escalinatas del Monumento a Lincoln durante la Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, fue un momento definitorio en el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. Está considerado frecuentemente como uno de los mejores discursos de la historia, y quedó en el primer puesto entre los discursos del siglo XX según los estudiosos de la retórica.

Ampliamente aclamado como una pieza maestra de la retórica, el discurso de King se asemeja al estilo del sermón de un ministro bautista negro. Apela a fuentes icónicas y ampliamente respetadas como la Biblia, e invoca la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la Proclamación de Emancipación, y la Constitución de los Estados Unidos. A través del instrumento retórico de la alusión (definido por Campbell y Huxman (2003) como "referencia indirecta a nuestro acervo cultural compartido, como la Biblia, la mitología griega y romana, o nuestra historia"), King hace uso de frases y lenguaje de importantes textos culturales para sus propios propósitos retóricos. Cerca del comienzo King alude al Discurso de Gettysburg de Lincoln diciendo: "Five score years ago..." una particular forma de decir "cien años" en inglés (pues score son 20 años y 20 x 5 = 100).

Las alusiones bíblicas también son comunes. Por ejemplo, King alude al Salmo 30:5 en la segunda estrofa de su discurso. Dice en referencia a la abolición de la esclavitud articulada por la Proclamación de Emancipación , "llegó como un precioso amanecer para terminar una larga noche de cautiverio." Otra alusión bíblica es encontrada en la décima estrofa: "No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente." Esta es una alusión a Amós 5:24. King también cita de Isaías 40:4 -"Sueño que algún día los valles serán cumbres..."

La formación religiosa del orador se percibe claramente ya que utiliza tres veces la expresión "hijos de Dios", habla de que "la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano", da ánimo a su gente diciéndoles un mensaje cristiano "Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador" y cerrando el discurso con ""¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!".

Paralelismo, o "usar la misma fraseología inicial en una secuencia de afirmaciones o frases para agregar énfasis, orden, o climax a una idea" (Campbell & Huxman, 2002, p. 177), es una herramienta retórica empleada a través de todo el discurso. Un ejemplo de paralelismo es encontrado casi al principio cuando King insta a su público a aprovechar el momento "Ahora es el momento..." es repetido cuatro veces en la sexta estrofa. El ejemplo más citado de paralelismo es encontrando en la frase "Yo tengo un sueño..." que es repetida ocho veces cuando King describe a su audiencia una imagen de un Estados Unidos de América integrado y unido. 2


Subtitulado en ingles





Fuente 1: BBC mundo
Fuente 2: Wikipedia.com
Autor: Martin Luther King, Jr ( EEUU, 1929-1968) fue un pastor bautista, líder de los movimientos pacíficos defensores de los derechos civiles para los afroamericanos y que, además, participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general. Por ello fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964. No obstante que fue asesinado, hoy es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia. Se le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy Carter en 1977 y la Medalla de oro del congreso de los Estados Unidos en 2004. Desde 1986, el Martin Luther King Day es día festivo en los Estados Unidos.

Nota: actualización de nota anteriormente publicada el 21 de enero de 2008





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lunes, 9 de enero de 2012

Musulmanes continúan persiguiendo y matando cristianos en Nigeria

• Nigeria y el Islam 1

Es necesario decirlo con claridad y firmeza. Es intolerable la persecución hasta la muerte que sufren los cristianos en muchos países musulmanes. Nigeria es el último y brutal ejemplo. En los últimos días del año, 28 cristianos han sido asesinados, parte de ellos cuando estaban en oración en una iglesia, y no es la primera vez que sucede.

Hoy los cristianos del norte de Nigeria están amenazados de muerte si no abandonan el territorio, porque los musulmanes radicales lo quieren libre de cristianos. Esta práctica tiene un nombre, se llama ‘genocidio’. Nigeria es uno más de la larga lista, Pakistán, Afganistán, Irán, Irak, pero también Arabia Saudita o el mismo Egipto. La mejor situación que se puede encontrar es aquella en la que no hay persecución pero tampoco libertad religiosa, libertad de culto, ni posibilidad de profesar la fe católica en público y mucho menos si eres musulmán. Convertirse al cristianismo es un crimen.

No podemos continuar mudos e indiferentes ante estas prácticas criminales. Es necesario decir basta. Los gobiernos de Europa y de Estados Unidos han de decir basta y es necesario decírselo a los responsables musulmanes religiosos y políticos ahí donde esto sucede, y también a aquellos otros países donde no sucede pero donde las restricciones imperan.

Y es necesario también decirles a las comunidades musulmanas en España que rompan su silencio y hagan sentir su voz, porque quien calla otorga.


• Sectarismo en Nigeria 2

El terrorismo islamista contra los cristianos amenaza la unidad del país más poblado de África

El auge del islamismo en el mundo árabe y en países de mayoría musulmana está forzando la marginación de las comunidades cristianas o su ocultación, cuando no desatando su abierta persecución. El caso del hostigamiento impune de los coptos en Egipto es especialmente relevante, por representar alrededor del 10% de la población del mayor país árabe, pero situaciones semejantes se dan a escala en Siria, Irak o los territorios palestinos, donde las comunidades cristianas se baten en retirada ante una creciente violencia sectaria y las incumplidas promesas de protección de los Gobiernos respectivos.

En Nigeria resulta inquietante la tibieza gubernamental hacia la violencia islamista contra los cristianos. El país más poblado de África parece encaminarse hacia una confrontación entre sus mitades musulmana y cristiana si el presidente Goodluck Jonathan, un cristiano sureño, no pone coto inmediato al terror desatado por Boko Haram, una milicia fundamentalista que pretende imponer la sharía en la totalidad del país. El grupo terrorista, modelado a imagen de los talibanes, ha reivindicado los sangrientos atentados de Nochebuena y Navidad contra iglesias católicas, más de una treintena de muertos, y cuya réplica, el martes, ha sido el ataque contra una escuela árabe, con seis niños heridos. Es la segunda Navidad que Boko Haram —cuya traducción dialectal, “la educación occidental es pecaminosa”, es suficientemente explícita sobre su universo— se ceba con templos católicos en Nigeria, donde la imposición de la ley islámica en varios Estados ha forzado la huida de decenas de miles de cristianos. El grupo terrorista, semianiquilado en 2009, se ha reconstruido en una fuerza capaz de matar a centenares de personas, como lo demuestran sus recientes ataques en ciudades del norte y sus mortíferos atentados suicidas en Abuja, la capital, en verano, uno de ellos contra la sede de la ONU.

No hay desafío mayor en este escenario para el presidente Jonathan, elegido en abril, que prevenir que Nigeria sucumba a la violencia sectaria impulsada por el fanatismo islamista. El riesgo es catastrófico en un país de 160 millones de almas, pobre pese a su abundancia petrolífera —instigadora de una corrupción y violencia ilimitadas—, con un Gobierno central débil, una larga historia golpista y decenas de miles de muertos en años recientes en enfrentamientos separatistas e interétnicos.


• De la fe al odio hay solo un paso 3

El nuevo año comienza, otra vez, con la violencia religiosa en el continente africano, y sin posibilidades de que el problema se solucione a corto plazo. Los desplazamientos humanos se dan por cuestiones económicas, bélicas y por catástrofes naturales, principalmente. Sin embargo, a comienzos de 2012 el motivo del aumento del número de desplazados en Nigeria tiene raíz religiosa: los musulmanes atacan a los cristianos sin compasión y desmedidamente.

Nigeria, el país más poblado de África, con ricos yacimientos de petróleo y con más de 200 tribus repartidas por todo el país, además de enfrentar algunos problemas sociales actuales, hoy debe volcarse a la tarea de contrarrestar el trabajo terrorista del grupo Boko Haram que, en pos de imponer un estado teocrático islámico, persigue, hostiga, secuestra y mata a decenas de cristianos y animistas.

El jueves se cumplió el plazo de un ultimátum dado por la nucleación a los seguidores del profeta Jesucristo que se encuentran en el norte del país africano. “Damos un ultimátum de tres días a los cristianos para dejar el norte de Nigeria”, había manifestado días anteriores el vocero de Boko Haram, Abul Qaqa. Y así fue; cumplido el plazo impuesto por los fundamentalistas religiosos, los cristianos fueron atacados en una iglesia. Un día después, en el velorio, los musulmanes volvieron a atacar, dejando casi una veintena de muertos. Luego de los atentados, hubo algunos enfrentamientos con la policía y el ejército, que se desplegó al norte para combatir contra los terroristas.

Consecuencia de los ataques es el desplazamiento de centenares de fieles cristianos que dejaron entre el viernes y ayer sus casas para conseguir un lugar seguro en medio de tanta persecución y asesinatos. Miles de nigerianos están abandonando su propiedad por la amenaza, cumplida en parte, de los seguidores de Mahoma de luchar contra los “infieles” del norte del país y tratar de imponer la sharia o ley islámica.

Boko Haram, cuyo nombre significa “La educación occidental es un pecado”, inició sus actividades terroristas recién en el año 2002. La nucleación se considera continuadora de los talibanes afganos y reivindicó decenas de ataques en Nigeria, incluyendo los ataques a los cristianos en la Navidad de 2011, que dejó casi medio centenar de muertos en algunas ciudades, y otras acciones contra la sede de las Naciones Unidas en la capital Abuja. La agrupación rechaza totalmente lo que denomina “educación occidental”, incluyendo, lógicamente, la teoría de la evolución de las especies. El líder terrorista Mohamed Yusuf, muerto por las fuerzas de seguridad nigerianas en 2009, creía que la “lluvia se produce por un milagro divino”.

Aunque parezca inconcebible, el siglo XXI aún es protagonista de enfrentamientos por motivos religiosos. No se puede afirmar que la religión no hace daño y que es un instrumento inofensivo para las personas. La prueba de ello lo tenemos en el continente negro, donde ayer cientos de personas tenían que huir de sus propias casas solo por el motivo de tener una religión distinta a la mayoría en una región de la nación. A inicios del 2012 decenas de personas mueren a causa de tener una fe o dogma distintos a los que profesan los que poseen las armas.

Boko Haram es el retrato fiel y la evidencia contundente de que la Edad Media sigue presente a pesar de los esfuerzos por superarla. Es solo uno de los miles de grupos religiosos alrededor del mundo, sean musulmanes o no, que reivindican el sometimiento, la esclavitud, la supresión de la racionalidad para comprender el mundo y el odio entre ciudadanos de un mismo territorio. La religión, especialmente sus dogmas arcaicos y antihumanos, sigue postergando el entendimiento entre seres humanos, fomentando el miedo, la persecución y la muerte.





Fuente 1: Editorial / ForumLibertas.com
Fuente 2: Editorial / ElPais.com
Fuente 3: Abc.com.py
Autor: Eduardo Quintana
Fotografía: Montaje de Ojo Adventistas basado en fotografías de Africanseer.com / Islamist group Boko Haram strikes again:28 dead on Christmas Day Church bombing in Suleja






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