viernes, 29 de mayo de 2009

Nueva ley en Irlanda preocupa a los defensores de la libertad religiosa

Un proyecto de ley que criminaliza la crítica religiosa en Irlanda podría representar un desafío para los estándares internacionales de libertad de expresión e indicar una tendencia preocupante hacia un mayor control estatal en temas religiosos, afirman expertos en libertad religiosa.

Los miembros de la Comisión de Justicia del Oireachtas (Parlamento) están analizando una enmienda a la Ley de Difamación del país que en efecto prohibirá y multará la expresión o publicación de lo que denomina "calumnia religiosa".

El artículo actualizará una Antigua ley sobre difamación religiosa presente en la constitución del país. Tales leyes han estado "dormidas" por mucho tiempo en Europa, pero actualmente están volviendo a estar en boga, dijo John Graz, director de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista mundial, quien agregó que "el respeto y el diálogo debería ser la forma de tratar con los temas religiosos y de calmar tensiones".

La Organización para la Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) ha advertido al gobierno irlandés que la ley propuesta va en contra de las normas internacionales de libertad de expresión, informó el periódico Irish Times la semana pasada. En este organismo participan representantes de 56 naciones, que defienden principios tales como elecciones justas, libertad de prensa y derechos humanos.

Nota del editor / ojo adventista

Esta es una noticia preocupante que nos llega desde Irlanda. El ministro de Justicia, Dermot Ahern ha defendido la introducción de un nuevo delito, el de blasfemia, afirmando que esa tipificación era requerida por la Constitución. El ministro afirmó que se llegaría a castigar hasta con 100.000 € a quien en una requisa posea material blasfemo. Obviamente es de temer que este nuevo delito podrá ser utilizado -en especial- por los fundamentalistas para reprimir la publicación de materiales que se consideren perjudiciales para sus dogmas.

Indudablemente este proyecto de ley criminalizaría la crítica religiosa en Irlanda. Representado un abierto desafío a los estándares internacionales de libertad de expresión. También es de remarcar que esta ley sería un paso en contra del principio de laicidad, porque implicaría un mayor control estatal en temas religiosos.

Fuente: Adventist News Network / ANN

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domingo, 17 de mayo de 2009

Aumenta la intolerancia racial en EE.UU

Por Obama y la crisis: negros y latinos, objeto de ataques.

Alimentados en parte por la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama y el rechazo a la inmigración latina, a raíz de una lucha que consideran desleal por los puestos de trabajo en plena crisis económica, los grupos racistas en EE.UU. han crecido en el último año, según advirtió una reconocida ONG que lucha contra la discriminación racial.

De 888 grupos que había en 2007 se pasó a 926, lo que representa un incremento de más del 4 por ciento y un considerable aumento desde el año 2000, cuando había registradas 602 asociaciones racistas, revela el último informe de Southern Poverty Law Center.

Además de los ataques a la población negra, esas organizaciones han centrado su ira contra los latinos. Ese creciente resentimiento es respaldado por las estadísticas de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), que indican que en los últimos cinco años aumentaron en un 40% los ataques raciales contra latinos.

Dos hechos recientes de ataques a latinoamericanos causaron estupor en Estados Unidos. En uno de ellos, un ecuatoriano, José Sucuzhanay, fue asesinado tras ser golpeado con un bate de aluminio en diciembre pasado en Nueva York. Un mes antes, siete adolescentes de Long Island fueron acusados de homicidio por la muerte a puñaladas de otro inmigrante ecuatoriano, Marcelo Lucero.

Los negros y los latinos constituyen, por lo tanto, el objetivo de un odio declarado.

"La elección de Barack Obama ha enardecido a los extremistas racistas, que lo ven como otro signo de que su país está siendo asediado por personas de color", destacó en el informe Mark Potok, investigador del Southern Poverty Law Center -organismo creado en 1971- y editor del documento.

"En los últimos años, casi todo el crecimiento de los grupos racistas estuvo empujado por la explotación del debate migratorio y la resistencia a los latinos, pero en los últimos ocho meses hemos visto que la campaña de Obama se convirtió en otro de los pilares de ataque y base de reclutamiento para los supremacistas", explicó Potok a LA NACION.

Uno de los hechos que más llamaron la atención fue la reacción de estos sectores los dos días inmediatamente posteriores a la elección de Obama como presidente, el 4 de noviembre. Dos de las principales páginas de Internet de grupos racistas -Stormfront.org y el Council of Conservative Citizens- colapsaron ante la enorme cantidad de visitas que registraron.

Desde entonces, no sólo aparecieron nuevos grupos antes no conocidos, sino que aumentaron también las actividades de los ya establecidos a través de mítines, distribución de literatura y presencia en sitios de Internet como Facebook y MySpace, en los que condenan al "presidente Obongo".

"A partir de julio del año pasado se empezó a notar que varios líderes de grupos racistas comentaban que sería bueno que Obama fuese elegido presidente, porque tener a un negro en la Casa Blanca sorprendería a la población blanca, que, espantada, buscaría asociarse a los grupos supremacistas blancos", destacó Potok.

Atentados

En agosto, tres adictos a las metanfetaminas que estaban armados fueron detenidos en Denver, Colorado, cuando planeaban atentar contra el entonces candidato presidencial demócrata. Poco después, en octubre, dos skinheads fueron arrestados en Jackson, Tennessee, por planificar el asesinato del mandatario y la masacre de 88 estudiantes negros en una escuela. Y, desde entonces, Obama se ha convertido en el presidente que más amenazas ha recibido, de acuerdo con datos del Servicio Secreto.

"Todas ésas son evidencias de que hay gente que está muy descontenta y se está movilizando. Está claro que no vivimos en un Estados Unidos postracial sólo por el hecho de que tenemos un presidente negro", subrayó Potok.

Y la crisis económica no ha hecho más que profundizar el odio de estos grupos, que culpan a los latinos y los negros por el debilitamiento del país.

Muchos afirman que la debacle hipotecaria fue causada por la cantidad de inmigrantes indocumentados que tuvieron acceso a créditos sin respaldo, y que los estadounidenses blancos están perdiendo sus empleos por la mano de obra barata que ofrecen los trabajadores mexicanos.

Los grupos de odio que más han crecido en el último año son aquellos que identifican su ideología con el , (pasaron de 155 asociaciones a 186 en todo el país), seguidos por los neonazis (de 207 a 194) y los skinheads (de 90 a 98). El peligro, según el Southern Poverty Law Center, es que ahora los racistas comiencen a radicalizarse y se llegue a casos de terrorismo interno.

En la última década, muchos de estos grupos de odio se refugiaron bajo el paraguas del Partido Republicano, pero éste, tras su derrota electoral, ha buscado alejarse de las posiciones más extremas, para abrirse a las minorías y fortalecerse. Así, los elementos racistas están siendo empujados fuera del partido, que era su único contacto con el poder real.

"Cuanto más marginados se sientan, los grupos racistas tenderán a radicalizar más sus posturas. Estamos entonces frente a un panorama preocupante", advirtió Potok, quien no descartó un aumento en la cantidad y la calidad de los ataques motivados por el odio racial.

Fuente: La Nación.com
Autor: Alberto Armendariz para La Nacion / Nueva York
Fotografia: CBS news / Immigration Fueling White Supremacists. Study: Ku Klux Klan And Neo-Nazis Are Gaining Members As Immigrants Become More Visible

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viernes, 1 de mayo de 2009

Genealogía de la tortura. Por Lluís Bassets

A pesar de Bush, el presidente que quiso legalizar la tortura, ésta tiene pocas raíces en la tradición penal norteamericana. De ahí las curiosas argumentaciones que vemos esos días sobre los orígenes de determinadas técnicas para arrancar confesiones, que el grueso de los neocons se empeñan en considerar como meros interrogatorios especiales, diseñados para tratar con los terroristas más peligrosos. Según estas teorías, los tormentos que se aplican para sonsacar la verdad a los sospechosos de terrorismo se inspiraron en los utilizados por los interrogadores comunistas chinos con los prisioneros americanos durante la guerra de Corea. A partir de estas experiencias, el ejército norteamericano incorporó, al parecer, un entrenamiento destinado a preparar a los soldados a superar estas torturas sin proporcionar información al enemigo, los llamados SERE (Survival, Evasion, Resistence, Escape programe).

Es realmente increíble que alguien pueda sostener sin ruborizarse que insultar a los prisioneros, someterlos al waterboarding ("submarino" ahogamiento a intervalos por agua), obligarles a permanecer desnudos, mantenerles en posiciones forzadas e incómodas durante largo tiempo, el aislamiento prolongado, la privación de sueño, la humillación sexual y los ejercicios exhaustivos, no son formas de tortura. Todo esto es lo que se les hace a los soldados, marines en concreto, que siguen este tipo de entrenamiento SERE. El objetivo es incrementar su resistencia, sobre todo física; pero no es lo mismo aplicar estos tormentos repugnantes a los propios soldados que hacerlo con un enemigo al que se quiere extraer información. Siendo un atentado contra la dignidad y los derechos de las personas en los dos casos, en el segundo es mucho más grave, pues quien los sufre desconoce cuáles son los límites hasta dónde puede llegar el interrogatorio y se halla totalmente a merced de sus interrogadores. A la hora de defender la legalidad de estos tormentos, Donald Rumsfeld, secretario de defensa con Bush, llegó a decir que no se entendería que los terroristas recibieran un trato mejor que el que se les da a los marines norteamericanos en los entrenamientos.

Ésta no es la única teoría acerca de los orígenes de la tortura, ni la única que se inspira en la teoría del mimetismo norteamericano. Respecto al waterboarding, tormento consistente en ahogar al prisionero tirando agua sobre su rostro tapado con una toalla o dentro de la boca con un embudo, se ha documentado que el ejército norteamericano lo aprendió en Filipinas hace cien años, donde era utilizado por los españoles desde los tiempos de la Inquisición. En todas estas especulaciones, que contienen sin lugar a dudas algún fundamento, hay una especie de tópico subyacente: que de la nación excepcional que es Estados Unidos no puede salir algo intrínsecamente perverso, lo que no es el caso del negro imperio español o del siniestro mundo comunista. El mal originado primero en el mayor enemigo del siglo XIX y luego en el del siglo XX se habría colado así en el imperio del bien, por el mimetismo suscitado al entrar en contacto para combatirlo.

Este cuento maniqueo, implícito en algunas explicaciones que se han oído estos días, tiene la ventaja de que también vale para nuestros tiempos: el deslizamiento de los Bush y sus neocons se explicaría así por la contaminación del terrorismo de Al Qaeda. De ahí que sólo hay una forma actualmente para disociar claramente la tradición penal norteamericana de la legalización de las torturas, y ésta es que ahora, después de su tajante prohibición presidencial, quienes intentaron legalizarla, ordenaron su aplicación y la pusieron en práctica sean sometidos a la acción de la justicia.

Obama parece estar dispuesto a dejar el camino expedito para que así suceda, aunque no quiere manifestar entusiasmo alguno y desea excluir de las responsabilidades a los agentes que realizaron los interrogatorios, para centrar la petición de responsabilidades a los políticos que dieron las órdenes y a los juristas que firmaron dictámenes autorizándolas como legales. Su posición, más pragmática que ideológica, se debe a conveniencias políticas: no quiere enemistarse con la CIA ni aparecer como el inquisidor que armó una causa general contra Bush. Pero no lo tiene fácil: incluso los torturadores saben que no pueden acogerse a la obediencia debida, concepto excluido como eximente en la tradición jurídica que empezó en Nuremberg, y que su única defensa sólida se centra precisamente en argumentar, por increíble que parezca, que todos estos tormentos son técnicas perfectamente normales y legales, de forma que a un interrogador no puede pasarle por la cabeza que está realizando una acción execrable y prohibida por la legislación norteamericana e internacional.

El debate perverso sobre los límites de la tortura, que empezó precisamente cuando Bush declaró la Guerra Global contra el Terror, todavía no ha terminado y va a magnetizar de nuevo la vida política de Washington, en este caso para desmontar la construcción heredada y arrancar esas raíces que ya han prendido en la tradición jurídica norteamericana.

Fuente: "De Alfiler al Elefante" - ElPaís.com
Autor: Lluís Bassets es periodista. Director adjunto de EL PAÍS. Se ocupa de las páginas y artículos de Opinión. Encontrara muchos artículos mas en ENTENDIENDO LOS TIEMPOS, es tato lógico"

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